miércoles, 26 de agosto de 2009

Fuera

Un huracan levanta los elefantes cual plumas, cual hojas de otoño.

Empieza allá lejos en el polo sur o el polo norte,
donde el frio que te hace rechinar los dientes al principio,
que te convierte en estatua después,
que evoca el calor de un bello recuerdo
y lo sepulta bajo toneladas de desconsuelo.

Avanza cual serpiente hiriendo la delicada tierra,
que gusta por sentir el ansiado roce,
y a la vez desbaratando la propia piel que quema,
que prefieres no tener queriendo estar desnudo
y mostrar la esencia la tragedia y el orgullo.


Termina en tus labios y en la puerta de tus ojos,
donde se encuentra un nuevo comienzo,
se distingue la estela de fuego del fenix,
que ha consumido ya los miedos y tribulaciones
e invita al festin donde retumban los tambores.

Para ti.

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